domingo, 26 de octubre de 2014

Competencias Claves Para un Mundo Cambiante

COMPETENCIAS CLAVES PARA UN MUNDO CAMBIANTE

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se entiende por “competencias” aquellas habilidades y capacidades adquiridas a través de un esfuerzo deliberado y sistemático por llevar a cabo actividades complejas. Es decir, se consigue al combinar conocimientos, habilidades, actitudes y motivaciones, y aplicarlas en un determinado contexto: educación, trabajo o desarrollo personal.

Las competencias se dividen en dos grandes grupos: aquellas relacionadas con conocimientos profesionales, con herramientas de trabajo o con técnicas de producción, y aquellas que más bien se relacionan con la forma en que las personas trabajan juntas, interactúan, se comunican o manejan sus emociones. A las primeras se les conoce como competencias técnicas o duras, mientras que a las segundas como sociales o suaves.

Desde una perspectiva de competencias, de la misma forma que los procesos productivos se han hecho más sofisticados, también lo han hecho los procesos de reclutamiento de las empresas. Mientras que no hace mucho el requisito era “saber inglés”, actualmente la necesidad de las empresas es más precisa: por ejemplo: “tener un nivel de inglés acreditado por una institución extranjera de cierto tipo con una calificación específica”, o bien “demostrar la habilidad para negociar en inglés con proveedores y clientes”.

Por ello es que ahora un joven, más allá de obtener un título, tener buenas calificaciones y ser proactivo, debe adoptar una perspectiva de competencias, centrada en lo que la persona sabe hacer bien.

De esta manera el marco europeo de competencias clave para el aprendizaje permanente se ha utilizado como punto de referencia para la reforma de los sistemas nacionales de educación y formación. Ha contribuido a avanzar hacia un enfoque de la enseñanza y del aprendizaje basado en las competencias, impactando principalmente en los planes de estudios escolares y se requiere un mayor esfuerzo en la organización del aprendizaje, en los siguientes ámbitos:
  • Aplicación práctica de las competencias transversales clave (competencia digital, competencias para aprender a aprender, competencias sociales y cívicas, espíritu empresarial y de iniciativa, y sensibilidad cultural). 
  •  Actualización de las aptitudes y competencias de los profesores, y posibilidad de desarrollo profesional de los responsables de los centros escolares.
  • Desarrollo de herramientas de valoración y evaluación que tengan en cuenta las aptitudes y actitudes esenciales de las competencias clave, incluidas las transversales.
 En general, los países de la UE han adoptado planteamientos personalizados del aprendizaje dirigido a alumnos con necesidades especiales, así como programas para la adquisición precoz de las competencias de base. No obstante, los avances son lentos y es preciso continuar luchando contra la desigualdad y considera fundamental el nivel de los alumnos en cuanto a las capacidades de lectura, que continúa deteriorándose

El trabajo no solo debe centrarse en los planes de estudios, sino también en los métodos de enseñanza y aprendizaje, y en la formación de los profesores. Además, es preciso continuar trabajando para abarcar todos los niveles de cualificación y mejorar las competencias de los profesores de educación para adultos.

Educación y formación profesional.
El Proceso de Copenhague contempla la mejora de la cooperación europea en materia de EFP, a fin de aumentar el atractivo y la calidad de los sistemas de EFP. Los países de la UE abordan estos aspectos mediante la aplicación de sistemas nacionales de garantía de calidad asociados al Marco de Referencia Europeo de Garantía de la Calidad en la Educación y Formación Profesionales. Asimismo, prestan especial atención a la profesionalización de los profesores de EFP y a la adaptación de este tipo de enseñanza a las necesidades de los alumnos y las empresas. Para ello, se necesita:
  •  Mayor cooperación entre la EFP y el mundo empresarial.
  •  Aprendizaje en el puesto de trabajo (además de la formación teórica en el centro educativo). 
  •  Instrumentos eficaces que permitan anticiparse a las necesidades de competencias futuras.
  • Acelerar los avances en cuanto a la creación de itinerarios que permitan a los alumnos pasar de la EFP a los estudios superiores.

Perspectivas de futuro
Si bien la cooperación europea en materia de educación y formación ha contribuido a reformar los sistemas nacionales, aún siguen pendientes retos cruciales. En concreto, es preciso aplicar plenamente el marco europeo de competencias clave y mejorar la apertura y pertinencia de la educación y la formación. A fin de lograr estos avances, el Consejo y la Comisión se han comprometido a trabajar juntos a partir del nuevo marco estratégico para la cooperación europea en el ámbito de la educación y la formación (ET 2020) y dentro del contexto de la estrategia general "Europa 2020".


REFERENCIAS

García E.(2014). ¿Competencias Duras o Competencias Suaves?. az Revista de Educación y Cultura. 83(6), 8-11.

Síntesis de la Legislación de la UE, (2010). Competencias clave para un mundo cambiante. Consultada el 17 de octubre de 2014. en http://europa.eu/legislation_summaries/education_training_youth/lifelong_learning/c11088_es.htm .

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se entiende por “competencias” aquellas habilidades y capacidades adquiridas a través de un esfuerzo deliberado y sistemático por llevar a cabo actividades complejas. Es decir, se consigue al combinar conocimientos, habilidades, actitudes y motivaciones, y aplicarlas en un determinado contexto: educación, trabajo o desarrollo personal.
Las competencias se dividen en dos grandes grupos: aquellas relacionadas con conocimientos profesionales, con herramientas de trabajo o con técnicas de producción, y aquellas que más bien se relacionan con la forma en que las personas trabajan juntas, interactúan, se comunican o manejan sus emociones. A las primeras se les conoce como competencias técnicas o duras, mientras que a las segundas como sociales o suaves.
Desde una perspectiva de competencias, de la misma forma que los procesos productivos se han hecho más sofisticados, también lo han hecho los procesos de reclutamiento de las empresas. Mientras que no hace mucho el requisito era “saber inglés”, actualmente la necesidad de las empresas es más precisa: por ejemplo: “tener un nivel de inglés acreditado por una institución extranjera de cierto tipo con una calificación específica”, o bien “demostrar la habilidad para negociar en inglés con proveedores y clientes”.
Por ello es que ahora un joven, más allá de obtener un título, tener buenas calificaciones y ser proactivo, debe adoptar una perspectiva de competencias, centrada en lo que la persona sabe hacer bien.
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